viernes, 24 de julio de 2015

LA CRÍTICA. Sharknado 3: Oh Hell No!

En las entrañas de la bestia
La filosofía de “Sharknado: The Second One” era sencilla. Si algo funciona es mejor seguir la misma fórmula ofreciendo al espectador más de lo mismo, pero más grande. Eso que “Jurassic World”, a la que hacen un inconsciente homenaje al situar buena parte de la acción en el parque Universal de Orlando,  llamaba “más dientes”, pero al estilo SyFy. Simplemente cambiamos de escenario y ofrecemos mejores medios –es un decir, todos sabemos el nivel de producción de esta clase de películas-, más tiburones, más referencias cinéfilas y una mayor predilección que nunca por lo absurdo.

Todo lo malo que se le puede achacar a la anterior persiste en la que nos ocupa. Intenta mejorar lo ya visto a nivel técnico –atención a los créditos iniciales, una maravilla- y por ello resulta peor, pero lo hace con una absoluta falta del sentido del ridículo, por lo que a la vez acaba resultando una versión mejorada de las anteriores. Y por supuesto, atesora la misma cantidad de fallos ya clásicos de la saga, esos que la han definido como un fenómeno veraniego de nuestro tiempo. Mala realización repleta de errores de continuidad, efectos todavía pobres, un guión que desaprovecha buenas bazas como el personaje de Frankie Muniz o la subtrama sobre la vorágine del éxito en la que vive inmerso su protagonista, y un bajísimo nivel interpretativo para un reparto del que sólo se salvan Ian Ziering y David Hasselhoff, los únicos que se toman lo suficientemente en serio sus papeles como para parodiarlos hasta el extremo.


Y pese a sus muchísimos defectos, a “Sharknado 3: Oh Hell No!” le ocurre exactamente igual que a las dos entregas anteriores. Es tan asquerosamente mala que no llega a ser buena, pero sí totalmente disfrutable. Un pasatiempo veraniego para ver entre amigos sin buscarle las tres aletas al escualo. Una propuesta freak repleta de referencias -la bondiana escena de apertura- y cameos que es mejor no desvelar para no estropear la sorpresa, que va de menos a más, comenzando como una action movie ultra patriótica, y rematando la broma con los diez minutos finales más bizarros que ha dado el cine moderno. Una pena que no explotasen durante más tiempo ese viaje a las entrañas de la bestia. Esto es The Asylum, la innovación está de más. Pero la diversión no cesa.


A favor: el bizarro tramo final, y que entretiene
En contra: que no mantenga ese nivel de bizarrismo durante todo el resto del metraje

Calificación **
                                                                              Se deja ver

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