lunes, 16 de noviembre de 2009

LA CRÍTICA

Paranormal Activity **

Hoy en día es relativamente fácil hacerse un hueco en el cine. Gracias a la era Internet, a portales como Youtube y a un poco de ingenio –tampoco hace falta ser un genio- se puede conseguir que un debut con muy pocos medios se convierta en todo un éxito. Así le ha ocurrido a Oren Peli, que con tan solo quince mil dólares ya ha superado la barrera de los cien millones de recaudación. Cuando el boca-oreja hace que millones de espectadores acudan en masa a las salas, cuando las grabaciones en los cines, todo un ardid publicitario, muestran cómo muchos brincan en sus butacas y cuando se rumorea que incluso el mismo Spielberg intentó deshacerse de ella tras verla debido al horror que le causó, es que algo debe ocurrir con esta película. Eso o que el marketing viral, esta vez basado en la ingeniosa estrategia de la proyección bajo demanda, hace milagros -no olvidemos la reciente “District 9”-.

El problema fundamental de este tipo de publicidad es que crea tal fenómeno en torno al producto que éste debe finalmente ser de una calidad tal que cubra todas las expectativas. Y es ahí donde falla precisamente “Paranormal Activity”. No es que carezca de sustos, de memorables golpes de efecto -en especial el relativo a una escena en concreto, que según el espectador puede poner los pelos de punta o bien provocar la risa burlona-, pero el conjunto se puede tachar de decepcionante tras meses de intensa campaña publicitaria.
“Paranormal Activity” sigue el esquema de reality que inaugurara de manera sobresaliente “El proyecto de la bruja de Blair” hace justo una década. La tensión que crea restringir el ángulo de visión al objetivo de una cámara de vídeo juega en su favor en ese conjunto de secuencias nocturnas que componen lo mejor de la película, en las que Peli juega inteligentemente con el miedo que todos hemos sentido alguna vez en nuestra vida al oír pasos en casa a medianoche y al sentir presencias extrañas en nuestra habitación. Y poco a poco se va adentrando sutilmente en lo desconocido hasta su impactante final, pero nunca sin mostrar al verdadero causante de esos fenómenos paranormales que sufre en sus carnes, nunca mejor dicho, la pareja protagonista, actores puramente amateurs que consiguen transmitir cierta empatía hacia el público.

Debemos dar dos palmaditas en la espalda al director por haberse abierto camino poco a poco tras dos años paseando su trabajo por diversos certámenes hasta alcanzar el arrollador éxito que ha logrado. Pero a la vez debemos darle dos sonoras collejas por haber hecho un filme tan decepcionante, y lo que es peor, tan esquemático y previsible en su desarrollo. Porque si algo aburre de “Paranormal Actitivy” no es que en buena parte de su metraje no ocurra gran cosa –en realidad, las grabaciones caseras ajenas a la trama resultan hasta frescas y naturales-, sino que se repite más que el ajo. A cada una de las noches en las que ocurren fenómenos inexplicables suceden esas escenas diurnas en las que la pareja comenta lo ocurrido la noche anterior. Y con esto, el espectador ya sabe a qué atenerse y por dónde irán los tiros.

Pero todo esto dependerá del tipo de espectador que la vea. Yo por mi parte reconozco haberme sobresaltado y puesto de los nervios por culpa de alguna de sus sesiones nocturnas. Invito a que la vean a oscuras, de noche y sin compañía, a ver si vuelven a escuchar los sonidos de nuestra casa de la misma manera.

A favor: las secuencias nocturnas, y una en concreto
En contra: que tras tanta expectación, decepciona

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